Por Monserrat Californias
En su primera reunión oficial con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el recién nombrado primer ministro de Canadá, Mark Carney, fue contundente al rechazar cualquier insinuación sobre una posible anexión de su país.
Durante el encuentro en la Casa Blanca Carney declaró: “Canadá no está en venta, nunca lo estará”, en respuesta a las sugerencias de Trump de convertir a Canadá en el 51º estado estadounidense . Esta declaración reafirma la soberanía canadiense y marca un tono firme en las relaciones bilaterales.
El encuentro se produjo en un contexto de tensiones comerciales entre ambos países, exacerbadas por los aranceles impuestos por la administración Trump a productos canadienses como el acero, el aluminio y los automóviles.
Carney, quien asumió el cargo en marzo tras una campaña centrada en la defensa de los intereses canadienses frente a las políticas estadounidenses, busca renegociar aspectos del acuerdo comercial USMCA.
Durante la conferencia de prensa conjunta, Trump adoptó un tono más ambiguo, señalando que “el tiempo lo dirá” respecto a la posible integración de Canadá como estado estadounidense.
Desde su investidura, Carney dejó claro que su gobierno no tolerará amenazas a la independencia canadiense. En su discurso inaugural, afirmó: “Nunca, de ninguna manera, seremos parte de Estados Unidos”.
Además, expresó su intención de fortalecer las relaciones comerciales con Europa y reducir la dependencia económica de Estados Unidos. Estas declaraciones reflejan una estrategia orientada a diversificar las alianzas internacionales de Canadá.
El fortalecimiento del nacionalismo canadiense y la defensa de la soberanía parecen consolidar el liderazgo de Carney en un momento de desafíos económicos y políticos.
